Artículo 10 de Mayo del 2009
La Fiscalía Superior acaba de designar a José Antonio Ródenas como delegado de delitos informáticos
C. I./ D. C. M. El incremento de los delitos en los que se emplean las nuevas tecnologías como herramienta ha hecho reaccionar a la Fiscalía Superior de la Comunidad Autónoma. La Región cuenta, desde el pasado mes de marzo, con un fiscal delegado encargado de delitos informáticos.
Esta responsabilidad ha recaído sobre el fiscal José Antonio Ródenas que, por ahora, tiene la misión de coordinar y recopilar toda la información referida a este nuevo tipo de delincuencia. De momento, Ródenas ya se ha encontrado con la primera dificultad añadida a su cargo: la imposibilidad de definir y poner fronteras a la delincuencia informática. "Es algo muy amplio y genérico -subraya-. Todavía no hay una definición clara y homogénea de delitos informáticos".
La Fiscalía Superior acaba de designar a José Antonio Ródenas como delegado de delitos informáticos
C. I./ D. C. M. El incremento de los delitos en los que se emplean las nuevas tecnologías como herramienta ha hecho reaccionar a la Fiscalía Superior de la Comunidad Autónoma. La Región cuenta, desde el pasado mes de marzo, con un fiscal delegado encargado de delitos informáticos.
Esta responsabilidad ha recaído sobre el fiscal José Antonio Ródenas que, por ahora, tiene la misión de coordinar y recopilar toda la información referida a este nuevo tipo de delincuencia. De momento, Ródenas ya se ha encontrado con la primera dificultad añadida a su cargo: la imposibilidad de definir y poner fronteras a la delincuencia informática. "Es algo muy amplio y genérico -subraya-. Todavía no hay una definición clara y homogénea de delitos informáticos".
El fiscal de Sala delegado para esta materia en Madrid -encargado de coordinar a los fiscales delegados de las comunidades autónomas- ha dado unas primeras pautas para identificar los delitos telemáticos. "En principio, lo más evidente es la pornografía infantil, los hacker, las amenazas, las estafas, el uso de cuentas bancarias o las violaciones del correo electrónico".Las fronteras, sin embargo, no están en absoluto definidas. "Incluso un homicidio puede cometerse a través de Internet", señala Ródenas. "Si alguien manipula con un ordenador la dosis que se debe suministrar a un paciente y éste muere, ¿eso se convierte en un delito informático?".
La Justicia ha empezado a buscar esa respuesta, pero los expertos no terminan de ponerse de acuerdo y cada vez se tiende más hacia la tesis de que cualquier delito en el que hay un ordenador por medio se convierte ya en un delito informático. La falta de definición, sin embargo, no es el único problema al que se enfrentan desde la Fiscalía.
El anonimato de Internet y las fronteras complican el trabajo de atribuir responsabilidades. "Aunque se localicen los ordenadores, es muy difícil identificar a los autores del delito concreto. En ocasiones, además, el rastro de una página en la que se han colgado unos insultos o amenazas lleva a servidores que están alojados en otros países y nos encontramos con que hay que determinar qué país es competente para perseguir el delito, si aquel en el que se ha cometido o aquel en el que reside la página desde la que se ha cometido".
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