domingo, 10 de mayo de 2009

NOTICIA: Descubren lazos de Segovia con el tráfico de cocaína y redes de pedofilia (Argentina)

Noticia del 10 de Mayo del 2009

El Rolls Royce Phantom de 600 mil dólares fue importante como señal de la existencia del nebuloso ámbito del cual Mario Roberto Segovia obtenía los recursos de una vida de película. Ahora no son solo indicios: de ese mundo hay descripciones detalladas. Las dejó el propio Segovia en unos tres mil mails que se encontraron en la bandeja de entrada de su correo electrónico. Son referencias que, por demolición, aportan precisiones sobre una estructura delictiva compleja y a escala, que muestran que no solo de pan, o efedrina, vive el hombre.

Nombres, domicilios, alusiones a viajes reiterados a Europa y Asia, reseña de operaciones comerciales ilícitas y por volúmenes económicos astronómicos. Los mensajes interceptados por la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side) aportan coloridos trazos de esas actividades e implican al llamado Rey de la Efedrina en otras iniciativas marginales a la ley: tráfico de cocaína, piratería del asfalto y explotación comercial de redes de pedofilia en México y España son algunas de ellas. Y hay más , pero aún ni se empezó a investigar: lavado de dinero, algo inseparable del narcotráfico.

Conexiones. El inventario de los mails de Segovia deja claro que tenía jefes locales y externos. Respondía a superiores en Rosario y Buenos Aires. En Rosario están apuntadas dos personas cuyos nombres, que ya se conocen, corresponden a individuos reales. Lo más significativo acaso sea lo que liga al dueño del chalé de Fisherton a hombres del Cartel de Sinaloa, la sangrienta organización que controla el mercado de drogas en Culiacán, México.

La pintura de esta estructura delictiva polirrubro se acumula en un legajo reservado, paralelo al de la causa de la efedrina, en el juzgado federal de Campana a cargo del juez Federico Faggionatto Márquez. Ya con varios cuerpos, este expediente agranda el universo de delitos. El aporte de la Side transparenta el contenido de ida y vuelta de los mensajes electrónicos. Son encadenamientos de mails con detalles lapidarios. "Dejó los dedos marcados en todos lados", planteó un allegado a la causa.

El que Segovia no haya borrado sus mails implica un inesperado y ventajoso aporte para quienes lo investigan. En la lista de contactos surgen 30 domicilios de 50 personas que serán investigadas por delitos de gran escala, con teléfonos y direcciones de empresas. Esos datos fueron enviados a las autoridades judiciales y del gobierno de México para ampliar las pesquisas ya en curso.

Mario Segovia estuvo el martes pasado en el juzgado federal de Campana. Ya se había rehusado a declarar sobre la causa de la efedrina en la que, desde abril, tiene procesamiento confirmado por la Cámara Federal. Esta vez lo convocaron para imponerle los nuevos cargos.

El trámite duró nueve horas y, como en ocasiones anteriores, declinó hablar. Pero esta vez escuchó. A medida que le leían lo que surgía de sus propios mails fue agitándose y empalideciendo. Jamás pensó que detalles tan finos estuvieran en manos de los investigadores. Pidió ir al baño. Al salir, parecía ser un muerto que caminaba.

Camino al cielo. Los pasos de Segovia que interesan a la Justicia empiezan en 2006. Son los que lo hicieron millonario como principal contrabandista de efedrina, según el Ministerio de Justicia de la Nación, con 8.171 kilos de esa sustancia enviados a México hasta noviembre de 2008, cuando fue arrestado en el aeroparque de Buenos Aires. Los detalles de esa actividad conocida fueron largamente difundidos desde entonces. Los que siguen son algunos de los descubrimientos nuevos:

Al notar la demanda de efedrina y los dividendos que reportaba la actividad, Segovia había empezado a meditar en la conveniencia de producir la sustancia a nivel local y así eludir los costos de la importación. Para eso había adquirido campos en San Juan y Santiago del Estero y obtenido diez gramos de semilla de efedra (ver página 41). El aspecto referido a combatir enfermedades respiratorias no le importaba tanto como la propiedad de la efedrina como insumo para fabricar metanfetaminas, como por ejemplo el éxtasis, de enorme rentabilidad comercial. No llegó a cultivar efedra, pero sí a detallar en los mails que intentaba hacerlo. Incluso llegó a iniciar los trabajos de desmonte de vegetación nativa en los campos adquiridos.

Los mails demuestran que el comercio de estupefacientes no se limitaba a la efedrina. Hay allí referencias, según las fuentes, a tráfico de cocaína procedente de Centroamérica y Perú, que tenía a Segovia como enlace de triangulación para redestinarla a Europa.

También quedan en evidencia actividades conectadas a la piratería del asfalto. Segovia aparece en la faz de coordinación de la venta de un lote de motos robadas por asaltantes de caminos. Su rol, se desprende de los textos, era el de negociar la mercadería.

La más sinuosa de las actividades es la que lo liga, de acuerdo sus correos, a una red de pedofilia y pornografía infantil con aparente sede en España.

En referencia al tráfico de efedrina, los mails desnudan identidades de destinatarios y lugares de recepción de los embarques procedentes de Argentina. A veces, los nombres y los lugares aparecen cambiados en los embarques físicos. Pero los correos electrónicos dejan claro quiénes eran los auténticos receptores de los envíos, es decir, los sujetos detrás de los domicilios o las identidades.

Estos escritos por internet también revelan una estructura necesaria para concretar las operaciones. Se advierte, según lo que manejan los investigadores, un plantel de aceitados eslabones en la cadena física del contrabando: personal de aduanas, controladores de depósitos fiscales, empleados de fuerzas de seguridad.

Precisiones sobre miembros de asociaciones ilícitas, nombres de sus superiores y detalles de los planes de acción narrados en forma clara. Todo este abanico conforma una nueva base de datos. Y Segovia, por primera vez, tuvo la confirmación la semana pasada de que sus investigadores la manejan. Tal vez por eso, ahora aceptaría hablar por primera vez. ¿Cuál sería la razón? Acaso el hecho de que hay evidencia escrita de muchos delitos, que lo comprometen ante las instituciones y, acaso más grave, ante sus socios comerciales, que tienen modales distintos al de la ley penal. Pero también en los mails hay indicios de que hay otros ilícitos de los que fue acusado en los que se presume no tiene que ver. Y esto es algo que Segovia dijo.

¿Qué cambió esta semana para Segovia? El sabía que estaba acusado por una serie de ilícitos. El martes se enteró de que existen legajos que corren paralelos a la causa de la efedrina, que agrandan el universo de delitos y que detallan un catálogo de contactos y narraciones de hechos que resultan demoledores en su contra. Sus abogados, Diego Salva y Claudio Caffarello, tendrán que analizar el nuevo escenario: los investigadores confían en tener datos "como para llegar al centro de la tierra".

http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2009/05/10/noticia_0028.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario