domingo, 17 de mayo de 2009

NOTICIA: La pesadilla de una madre inocente

Noticia del 17 de Mayo el 2009

COMENTARIO: Los errores en cuanto a estos temas pueden ser especialmente dolorosos e inadmitibles, es por esto que se debe luchar contra este material con sobriedad y firmeza, pero nunca dejándonos llevar por el histerismo o pánico que envuelve a esta temática.

Octavia Vilas quiere justicia. Esta viguesa de 33 años fue acusada de mostrar a sus dos hijas desnudas por Internet. Una denuncia que provocó que se las quitasen de su lado durante cinco años. Tras una larga pesadilla, dos sentencias demostraron su inocencia y la joven pudo recuperar a las niñas. Ahora lucha para que la Xunta la indemnice por el largo tiempo que le privó de las pequeñas: acaba de presentar una demanda ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
Nada podrá compensar el haber estado durante cinco largos años privada de sus dos hijas. Ni nada le permitirá olvidar que tuvo que luchar durante casi dos años más para recuperar el cariño de las niñas. Pero Octavia Vilas quiere justicia. Y que "paguen" por el daño que le han causado. Esta viguesa de 33 años perdió la tutela de las pequeñas al ser acusada de mostrarlas desnudas por Internet y sólo logró recuperarlas tras dos sentencias absolutorias que demostraron su inocencia. Superado este triste período, esta madre ha logrado rehacer su vida y, lo más importante, recuperar el cariño que le daban las menores –en la actualidad de 12 años– antes de que una falsa acusación de pornografía infantil convirtiese su vida en un infierno. Con fuerza, ahora inicia una lucha legal para que la indemnicen por todo el tiempo que estuvo sin las dos personas más importantes de su vida: acaba de presentar una demanda ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) contra la Xunta –que fue quien asumió la tutela pública de las menores– solicitando el pago de casi cuatro millones de euros.

Hubo una primera reclamación ante la propia Administración autonómica, que fue denegada, por eso ahora esta mujer ha recurrido a los tribunales. "Espero que los jueces tengan más compasión", afirma esperanzada Octavia Vilas. En la demanda, que va dirigida concretamente contra la Secretaría Xeral de la Vicepresidencia de Igualdade e do Benestar Social de la Xunta, se señala que este departamento actuó "con ligereza" y no utilizó todos los medios "a su alcance" para comprobar si la importante decisión que pretendía adoptar, la de quitar unas hijas a su madre, "era correcta o no". El texto señala que la medida se basó únicamente en la denuncia de la abuela paterna de las niñas. Y una de las sentencias absolutorias no descartó "un ánimo espurio" por parte de esta mujer para quedarse con las niñas, que precisamente estuvieron a su cargo durante el tiempo que no las tuvo la madre, desde 2002 hasta 2007.

Justificado
La cantidad que se demanda es de 3.888.000 euros. "Lo que pedimos está justificado; no es aleatorio", explica Ernesto Armado, el abogado de la joven. En la demanda resalta "el daño irreparable" sufrido por su cliente, que quedó privada de sus hijas cuando éstas sólo tenían 5 y 6 años. Algo que causó una grave depresión a la mujer. "Además de la angustia de no saber si iba a recuperar a sus hijas algún día", se resalta en el escrito.

La propia madre recuerda esa época como "un infierno". "Nunca olvidaré los quince días que estuve en prisión y el día que me quitaron a mis hijas", dice. Cuando se probó su inocencia y pudo recuperarlas, lo peor no había pasado. "Tuvimos un proceso de adaptación con psicólogos que duró dos años; las niñas estaban manipuladas por su abuela paterna y me rechazaban, me decían que no era su madre; fue muy duro, yo ya no aspiraba a un beso o a un cariño, sólo quería que me hablaran, y tardaron mucho en hacerlo", recuerda.

Lloró sola muchas noches. Creía que nunca recuperaría el cariño de sus pequeñas. Pero poco a poco las cosas fueron cambiando, hasta el punto de que en la actualidad las tres son inseparables. "De repente empezaron a ver la televisión conmigo, a agarrarse a mi, me pedían perdón...", cuenta ilusionada. Lo que más valora ahora: ir a la habitación de las niñas, verlas en la cama y darles un beso de buenas noches. Algo que no pudo hacer durante años.

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