Noticia del 18 de Febrero del 2009
De un tiempo a esta parte, las noticias relacionadas con la desarticulación de bandas dedicadas a comerciar con pornografía infantil ocupan un lugar destacado en el panorama informativo español. Fenómeno preocupante, sobre todo por la rapidez con que este tipo de material se trasmite a lo largo del mundo.
Nos encontramos ante una práctica deleznable que exige que el Congreso español tome cartas en el asunto. La ventaja que tiene esta materia es que no está suscrita a intereses partidistas. Por lo tanto, se puede llegar a un acuerdo de manera previsible y sin réditos electorales.
La ley que proyecta lanzar el Parlamento español sobre este asunto será tajante. Podrá ser penado tanto el que descargue y distribuya como el que simplemente vea pornografía infantil. Es importante que demos ejemplo pues las críticas recibidas por España iban justo en la dirección contraria. Una mezcla de vacío legal y permisividad caracterizaba a nuestra legislación.
Debemos hacer una referencia obligada al trabajo que están haciendo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Sus operaciones contra redes pornografía infantil están siendo exitosas, complementando el trabajo que realizan organizaciones internacionales.
No debemos perder de vista otro aspecto. Estos niños que son empleados como mercancías para satisfacer los instintos más bajos, proceden de sociedades donde los derechos de la infancia son sistemáticamente vulnerados o incluso no existen. Su protección exige una actuación rápida e inmediata de las autoridades y organismos internacionales, no sólo a través de sanciones sino también de la educación y la formación.
Las dimensiones y complejidad de esta materia deben también hacernos ver que no basta sólo con la ley para afrontarla, sino que hay aspectos fundamentales como por ejemplo la colaboración y coordinación entre las fuerzas de seguridad de los diferentes países. Sólo aunando esfuerzos, y sin bajar la guardia, se podrá desmantelar esta lacra.
Nos encontramos ante una práctica deleznable que exige que el Congreso español tome cartas en el asunto. La ventaja que tiene esta materia es que no está suscrita a intereses partidistas. Por lo tanto, se puede llegar a un acuerdo de manera previsible y sin réditos electorales.
La ley que proyecta lanzar el Parlamento español sobre este asunto será tajante. Podrá ser penado tanto el que descargue y distribuya como el que simplemente vea pornografía infantil. Es importante que demos ejemplo pues las críticas recibidas por España iban justo en la dirección contraria. Una mezcla de vacío legal y permisividad caracterizaba a nuestra legislación.
Debemos hacer una referencia obligada al trabajo que están haciendo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Sus operaciones contra redes pornografía infantil están siendo exitosas, complementando el trabajo que realizan organizaciones internacionales.
No debemos perder de vista otro aspecto. Estos niños que son empleados como mercancías para satisfacer los instintos más bajos, proceden de sociedades donde los derechos de la infancia son sistemáticamente vulnerados o incluso no existen. Su protección exige una actuación rápida e inmediata de las autoridades y organismos internacionales, no sólo a través de sanciones sino también de la educación y la formación.
Las dimensiones y complejidad de esta materia deben también hacernos ver que no basta sólo con la ley para afrontarla, sino que hay aspectos fundamentales como por ejemplo la colaboración y coordinación entre las fuerzas de seguridad de los diferentes países. Sólo aunando esfuerzos, y sin bajar la guardia, se podrá desmantelar esta lacra.
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