Uno de los problemas que acucian a la sociedad en la actualidad es el relacionado con el abuso sexual de menores. Esta manifestación sexual siempre existió en forma más o menos oculta, quizás por el tabú cultural vigente en los últimos años ha tomado un auge muy importante, probablemente motorizado por la mayor libertad de expresión, el menor temor a su exteriorización, la actualización de la legislación vigente o la promoción o divulgación period ística.
Por estas razones se considera necesario hacer una aproximación reflexiva al tema para asumir, desde el conocimiento científico, la experiencia y la responsabilidad profesional, con la mayor equidad posible, el controvertido y a veces espinoso problema de dilucidar, desde el punto de vista sexológico, las implicancias médico legales que presentan las conductas pedofíl icas.
Las personas que por distintos motivos están al tanto de estas conductas sexuales tienen la obligación de reflexionar sobre los reales alcances de estas manifestaciones, ya que si bien es indudable que estos delitos existieron siempre y existen, no es menos cierto que se observa con preocupación el aprovechamiento peligroso que se hace de las mismas invocando hechos que suelen ser respuestas a motivaciones ajenas a la real situación invocada. Así, se tiene noticia de la presencia de falsas denuncias en búsqueda de beneficios secundarios, inducciones a menores a man ifestar haber sido víctimas de abusos sexuales inexistentes, diagnósticos apresurados, sobre todo en el área psíquica, por ineptitud técnica u otras razones subalternas.
Recordemos que el término pedofilia fue acuñado en alemán por el psiquiatra Richard von KrafftEbing (1840-1902), quien utilizó por primera vez la expresión Pädophilia erótica en su influyente libro Psychopathia Sexualis, publicado en 1886.
El diccionario de la RAE recoge las dos variantes morfológicas, pedofilia y paidofilia, que se pueden considerar sinónimos.
a) Pedofilia. f. Atracción erótica osexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes.
b) Pederastia. f. Abuso sexual cometido con niños.
En el primer caso, se trata de una tendencia psíquica, considerada como una parafilia por la sexología y la psiquiatría, mientras que en el segundo hay una práctica, que es del ictiva según n uestra legislación. Sin embargo, es necesario dejar en claro que si el pedófilo de alguna manera establece un vínculo efectivo (acción) de aproximación o tocamiento erótico sobre un menor, esa conducta es delictiva aunque no haya existido la violación, ya que el CP la tipifica como abuso sexual simple (en la redacción anterior denominado abuso deshonesto) explicitado en el Art. 119 CP.
En el lenguaje periodístico encontramos indistintamente el uso de pedofilia con el sentido de delito y con el significado de enfermedad. Así, por ejemplo, se em plea el sintagma «acusar de pedofilia» o se habla de una «red de pedofilia», para designar una organización de personas dedicadas a la explotación sexual de menores.
Según el Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSMIV) la pedofilia se encuentra dentro de la categoría de parafilias, que forma parte de los “Trastornos sexuales y de la identidad sexual”. Se la define como fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican actividad sexual con niños (13 años o menos) durante un período no inferior a los seis meses.
Por lo tanto, los pedófilos suelen ser predominantemente varones y frecuentemente de edad avanzada. Rara vez se presenta en mujeres, aunque no se descarta esta inclinación sexo-amorosa en ellas. Las víctimas pueden ser niños de ambos sexos.
La acción consistente en utilizar al menor como objeto pasivo de una cópula anal se denomina pedicación.
La efebofilia es la atracción sexual de una persona madura hacia adolescentes varones de 13 a 18 años.
Otros términos de interés son: sodomía, pederastia y pederosis. La sodomía (de Sodoma, ciudad palestina a orillas del Mar Muerto) consiste en el sexo anal. La cópula anal puede ser heterosexual (anomeatia) u homosexual (androsomdomia). La sodomía se acepta que es el sexo anal entre varones y por extensión con animales con los que se tiene penetración (sodomización).
La pederastia (del griego paiderastía) es en general sinónimo de sodomía, es decir, la realización de la penetración anal. Se refiere en común y habitualmente a la que se realiza entre homosexuales, aunque en ciertas circunstancias (raramente) puede utilizarse para la cópula anal entre heterosexuales. Se llama sujeto activo al que realiza la inmisión peniana (en la jerga: “bufarrón”) y pasivo al que se presta a la inmisión (en la jerga: “comilón”). Los sexólogos alemanes suelen emplear el término latino “pedicatio”, siendo sinónimo de “conmasculatio”.
El término pederastia también se lo suele utilizar para describir el sexo anal practicado por un adulto con un menor. Así se habla de pederasta al que practica la cópula anal activa o pasiva como amante de los jóvenes.
La pederosis es la cópula anal practicada por un adulto sobre un me- nor de uno u otro sexo tomado como objeto pasivo (pedicación). El sexo anal practicado sobre una niña también se le llama corefalismo.Se denomina socialmente “taxiboy” al adolescente o adulto joven que vende sus favores sexuales a clientes homosexuales sólo como “una escapada” de su heterosexualidad. Lo que confiere este característico matiz de sordidez a la prostitución homosexual contemporánea no es tanto la utilización indisimulada del dinero (muchas veces para el consumo de drogas) cuanto la pretensión de disimular, bajo la excusa de la moneda, la naturaleza de la pulsión que se remunera. Se aduce que la participación queda restringida, en el contrato homosexual, al rol “activo” (penetrador anal o pasivo del felador), no calificando por ello de homosexuales sus propias conductas, sino que éstas se reservan para sus clientes o partenaires , con el beneficio de la aceptación popular.
4. LA ETIOPATOGENIA DE LA PEDOFILIA COMO PARAFILIA
Los factores etiopatogénicos de la pedofilia comprenden tres grupos principales que afectan el desarrollo de la personalidad: el biológico, el medio ambiente y los factores mentales de integración y síntesis. Todos son importantes en la formación de una parafilia pedofílica.
Desde el punto de vista de la adquisición de las respuestas eróticas placenteras se debe tener en cuenta la predisposición de la personalidad, como factor genético, más las experiencias ambientales que da el aprendizaje. Existiría una condición predisposicional, de acuerdo al potencial de la personalidad, una especie de “tabla de arcilla” lisa y moldeable sobre la cual se marcarían “huellas” que serían las experiencias eróticas vividas por ensayo, azar o circunstancias, deseadas o no; y, que actuarían de allí en adelante como una relación “llave-cerradura” cada vez que se asocian ambas situaciones (circunstancia - predisposición al placer erótico), detonando la conducta sexual adecuada o inadecuada. Si bien las nuevas experiencias hacen “nuevas marcas”, las primeras siguen manteniendo la eficiencia erótica, respondiendo con idoneidad placentera a pesar del tiempo transcurrido.
La pedofilia se explica siguiendo ese patrón general. Las imágenes, fantasías, o comportam ientos desviados serían producto de experiencias vividas sobre la base de una personalidad predisponente que provocaron, en su momento, un placer sexual que facilitó la reiteración de experiencias fijando un patrón de conducta erótico.
La interpretación freudiana de la sexualidad infantil y del papel que continúa desempeñando en el adulto, permitió conceptualizar a las “perversiones” como conductas infantiles anacrónicamente fijadas consecuencia de un desarrollo problematizado de la sexualidad infantil.
Las perversiones representarían placeres primitivos cuya exigencia es muy significativa. Esto supone la dificultad de despegarse de dichos sistemas de satisfacción. Es decir, que la “fijación” representa una elección primaria: la elección de la perversión como fenómeno anacrónico. El fracaso de nuevas experiencias sexuales que el individuo no pueda integrar, lo hace “regresar” hacia sus primeras experiencias. La regresión es el mecanismo que retropulsa al individuo hacia los sistemas primitivos de satisfacción.
El psicoanálisis considera que la neurosis es el reverso de la perversión. En la neurosis todos los síntomas se forman contra el sistema pulsional activo que no es aceptado por el yo (egodistonía). En la perversión, la conducta arcaica es asumida y deseada por el yo (egosintonía). El perverso tolera la perversión.Money, (1989), en su libro “Mapas del amor vandalizado”, escrito con Lamacz, proponen un hipotético camino que debe tomar la mente del individuo para llegar al placer erótico sexual y a la satisfacción. Expone el concepto “mapa del amor” como una especie de inscripción o plantilla grabadas en el cerebro en la que se esbozan las actividades sexuales que preferimos. Tal acontecimiento se desarrolla en la infancia a través de las experiencias vividas en función del placer–displacer. Se cree que la época más vulnerable gira alrededor de los cinco a los ocho años, luego las posibilidades de modificación se hacen difíciles o refractarias. Money considera que la supresión de los juegos sexuales preparatorios de la infancia podría impedir un desarrollo sexual sano. Algunas culturas temen que los niños sean expuestos tempranamente a la actividad sexual. El castigar estas conductas puede obstaculizar el desarrollo de un mapa de amor normofílico. Por consiguiente, el individuo adquiere un mapa del amor o plantilla mental erotosexual a través de las experiencias e imágenes mentales vividas donde las actividades gratificantes que provocan excitación y orgasmo de características parafílicas reemplazan a las normofílicas./p>
5. EPIDEMIOLOGÍA Y DESCRIPCIÓN DE LAS CONDUCTAS PEDOFÍLICAS
El término parafilia designa un trastorno sexológico y/o psiquiátrico. La pedofilia es una parafilia que pueden ser consecuencia de diversos factores.
La paidofilia es de lejos la parafilia delictiva más común. Se estima que el 20% de los niños americanos han sido víctimas de abuso antes de los 18 años. La mayor parte de los actos de abuso consisten en tocamiento genital o sexo oral. La penetración anal y vaginal no es frecuente a excepción de los casos de incesto.
También es común observar que el abusador de menores es un pariente de la víctima. La mayoría de los abusadores están casados y tienen hijos propios y no todos son paidófilos en el sentido estricto. Entre los individuos que presentan perturba ciones sexuales cuantitativas (disfunciones sexuales) es poco frecuente la conducta delictiva. No obstante, entre los disfuncionales erectivos suelen aparecer casos de violadores.
Los pedófilos en general son adultos, del sexo masculino, que obtienen satisfacciones sexuales mediante un contacto físico y a menudo sexual con niños. Algunos investigadores opinan que es típico que los paidófilos conozcan personalmente a los niños que manosean, ya sea por ser un vecino cercano, o pariente.
A menudo el pedófilo se conforma con acariciar el cabello del niño, aunque también puede manipularle los órganos genitales y sugerirle que manipule los suyos, y menos frecuentemente, intentar una intromisión. Estas conductas pueden repetirse por semanas, meses o años si no lo descubren otros adultos o lo denuncia el propio niño.
I nvestigaciones sobre la gravedad de la perturbación de los paidófilos y la edad de los mismos concluyeron que existen tres grupos: a) de edad adolescentes, b) de treinta y cinco a cuarenta años, y c) de cincuenta y cinco a sesenta años. El segundo es el grupo más numeroso. Se considera que a este grupo pertenecen quienes han sufrido grandes desajustes mentales y sociales, que incluye el alcoholismo, frecuentemente asociado con su conducta.
Otros estudios, respecto a los abusadores masculinos, han determinado los impulsivos, que en alguna ocasión abusan a un niño y b) los pedofílicos propiamente dichos, cuya preferencia sexual son los niños. Éstos últimos suelen organizar muy bien sus andanzas, eligen cuidadosamente a sus víctimas a los que “entrampan”, y tratan de ubicarse en lugares adonde pueden tener fácil acceso a ellos (instituciones de cuidado infantil, colegios, entrenamiento deportivo, etc.).
Para los pedofílicos es esencial garantizarse el silencio de su víctima, a quien seleccionan y preparan, al mismo tiempo que neutralizar la capacidad del responsable del niño, si lo hubiera. Esto explica como personalidades social mente respetadas en una comunidad pueden actuar los abusos sexuales durante años sin ser detectados
Hay autores que distinguen dos categorías principales de abusadores violentos: el impulsivo y el ritualístico. El primero, suele actuar en forma reactiva a la situación en que puede hallar a la victima, la plan ificación de sus delitos es mínima o inexistente (al punto de no tomar precauciones para ocultar su acción). Es frecuente que presente una historia criminal de diversa ín- dole de delitos entre ellos de violencia física, siendo sus intereses sexuales más bien generales. El segundo tiene una historia de parafilias diversas, planifica cuidadosamente los escenarios donde pueda llevar a cabo su compleja e intensa vida de fantasía, y despliega recursos muy desarrollados para proteger su identidad de abusador. Las mencionadas parafilias incluyen voyerismo, fetichismo y una larga serie de actividades e intereses de tipo sádico y masoquista.
Para el estudio de un caso se recomienda realizar un cuidadoso análisis de los distintos parámetros que caracterizan a estos dos tipos de individuos: los patrones de selección de sus víctimas, los patrones de conductas previas al delito, el tipo más probable de conducta ofensiva, los tipos de escenarios preferidos y los motivos subyacentes a la particular elección que hacen de sus víctimas
La personalidad del agresor de med iana o mayor edad es el de un individuo solitario y con dificultad para establecer relaciones heterosexuales normales, suele tener baja autoestima, con pocos recursos para enfrentar situaciones de estrés. Hay pedófilos que no presentan trastornos psicopatológicos. Sin embargo, se ha visto que dos tercios de los reclusos pedofílicos maduros llevaron a cabo esta conducta en momentos que sufrían situaciones estresantes
No siempre sucede, pero las personas que fueron sexualmente abusadas en su niñez tienen la posibilidad de convertirse en pedófilas en la adultez. No se trata de una venganza, sino de un proceso a nivel inconsciente, incluso a veces relacionado con abuso de drogas.
En general, las instituciones y también las familias tratan de ocultar el problema. Incluso hay madres que protegen al esposo abusador de los hijos.
Entre los serios trastornos que puede dejar en las víctimas el abuso sexual infantil figuran: episodios de depresión aguda, conducta suicida u homicida, desórdenes adictivos, agudo sentido de culpabilidad, baja autoestima, severos episodios disociativos, conversión del abusado en abusador, negación a recibir terapia.
Tratar las parafilias es un reto para la psicoterapia, la psiquiatría, la criminología y otras disciplinas; la finalidad es que el paciente abandone la parafilia que hace daño a terceras personas como lo son la paidofilia, exhibicionismo, froterismo, voyerismo, etc. Muchos pacientes pueden ser ayudados a vivir más satisfactoriamente, alcanzando un mejor control consciente y auto disciplinado por medio de asesoramiento y de psicoterapia.
En algunos casos de pedofilia el tratamiento más beneficioso es la técnica de la desensibilización encubierta, en la que se asocian los factores estimulantes para el sujeto con situaciones aversivas que resultarían de la expresión de sus impulsos; al avanzar el tratamiento se entrena a los pacientes para que imaginen la atracción por mujeres adultas. Frecuentemente se observa una disminución de la atracción hacia las niñas y una disminución aimn mayor en la ansiedad producida por las mujeres.
Medicamentos como antipsicóticos, antidepresivos o anti-androgénicos han dado buenos resultados en algunos pacientes. En la mayoría de los abusadores violentos y agresivos el aislamiento social (cárcel) es lo imnico que evita que se siga dañando a terceras personas.
Las parafilias que no hacen daño a terceras personas, en donde ambas partes de la pareja lo disfrutan y están de acuerdo en llevarlas a cabo, no necesitan tratamiento alguno.
En síntesis: la mayoría de los pedófilos son hombres, en general menos agresivos que los violadores de adultos; muchos de ellos son alcohólicos o consumidores de drogas, o psicóticos, de mente torpe o asociales y su edad fluctima entre los 30 y 40 años. Suelen ser individuos débiles, inmaduros, solitarios y llenos de culpa.
El estudio de las características de los pedófilos que realizan abusos sexuales de menores no ha permitido hasta el momento determinar algimn carácter específico. No existe el perfil inequívoco del pedófilo, si bien se recalcan algunos antecedentes:
en algunos abusadores sexuales pedófi los.
2) Trastornos de la personalidad. Para otros autores los abusadores sexuales presentan alguna patología psíquica: inestabilidad, inmadurez, baja autoestima, etc., que tratan de superar a través de la agresión sexual.
3) Con flictos de pareja. También se pone énfasis en la presencia de problemas maritales, en el alejamiento sexual de la pareja y la violencia familiar. Es decir, se ha trabajado en la hipótesis de una confusión e inversión de roles entre los diferentes miembros de la familia como génesis de la abusividad sexual.
4) Factores externos sobre una personalidad predispuesta. Se argumenta que los abusadores sexuales son personalidades introvertidas, solitarias y con falta de apoyo social sobre los que se instalan factores externos desencadenantes como el alcoholismo o la adicción a drogas.
Para que se produzca abuso sexual deben darse cuatro factores de manera simultánea o sucesiva:
- Congruencia emocional
- Activación sexual por un niño
- Activación sexual por un niñoB
- Bloqueo de las relaciones sexuales normales
- Desinhibición comportamental.
La activación sexual con niños se ha separado de la congruencia emocional al suponer que no se trata de cuestiones necesariamente relacionadas. Se supone que puede haber necesidades de relación emocional como las presentadas, que sean satisfechas de manera no sexual. Para que se produzca el abuso sexual infantil es preciso que la congruencia emocional se añada a un cierto nivel de activación sexual con niños.
El tercer factor es el bloqueo de las capacidades o posibilidades para satisfacer las necesidades sexual es con adultos. Los sentimientos de inutilidad personal, la conocida inadecuación interpersonal de muchos abusadores sexuales y un distanciamiento sexual en sus relaciones de pareja, estarían en la base de este tipo de bloqueo.
La desinhibición com portamental sería una condición necesaria para que las tendencias o impulsos explicados por los tres factores anteriores se traduzcan de manera estable o esporádicamente en actos de abuso sexual infantil. Se deben superar tres barreras: los inhibidores internos, los inhibidores externos y la resistencia o no aceptación de la víctima.
Entre los factores que permiten la desinhibición interna se deben citar la adicción a determinados tóxicos (alcohol, cocaína); la senilidad; el retraso mental; etc. La superación de los inhibidores externos se facilita si no se encuentra presente (física o psíquicamente) ninguna persona (por ej.: la madre) que pueda cuidar de la víctima.
Por último, es preciso que el abusador supere la resistencia de la víctima a través de la seducción, la amenaza o la agresión. En este sentido, un niño desprovisto, y por tanto necesitado, de apoyo, cariño y compañía estará en una situación de mayor riesgo para ser víctima de abuso sexual. Un niño sin ningún tipo de información sexual puede ser más fácilmente víctima de los engaños y la seducción de un abusador sexual.
Para que se dé el abuso sexual sería necesario que un sujeto experimente una cierta activación fisiológica, es decir, serían factores individuales y explicables a partir de las características psicológicas del sujeto o de su historia personal: del tipo de familia en que vive el sujeto, de aspectos culturales, de la situación general de vida del sujeto, etc.
El modelo presentado hace hincapié en abusadores fundamentalmente masculinos (95%). Sólo se ha observado un 5% de abusadoras femeninas, casi siempre a través de mecanismos como la predisposición intergeneracional, la relación maestra - amante alumno, o la mujer coercionada por un varón (por miedo al abandono).
b) Sobre el niño abusado
Se ha propuesto un Modelo Dinámico de la génesis del trauma de abuso sexual infantil que puede ser entendido desde cuatro componentes:
- Sexuación traumática
- Pérdida de confianza relacional
- Estigmatización
- Sentido de pérdida o falta de poder.
Esta dinámica supone una alteración del funcionamiento emocional y cognitivo que puede llegar a distorsionar la visión de sí mismo, las relaciones, y el mundo en general.
La sexuación traumática se prod uce por la intrusión de intereses y conductas sexuales de un adulto en el desarrollo sexual normal de un niño. Estas conductas son inapropiadas para un niño y al ser recompensadas con frecuencia por los adultos pueden aprender a usarlas como estrategia para obtener beneficios o relacionarse con los demás, adquieren aprendizajes deformados de la importancia y significados de determinadas conductas sexuales, así como concepciones erróneas sobre la sexualidad y ética sexual. Por último, la sexualidad del niño puede quedar traumatizada o gravemente afectada de numerosas formas.
Los abusos sexuales conllevan una pérdida de con fianza en la relación con el agresor. Este puede ser especialmente conflictivo cuando existen relaciones familiares entre el agresor y la víctima. La víctima puede ser manipulada, herida, amenazada, etc., precisamente por quien era objeto de confianza. Esta ruptura de confianza en las relaciones se puede extender a toda la familia por no haber logrado librar a la víctima de estas experiencias, y extenderse también a todas las personas del sexo del agresor.
La estigmatización es sentida como culpa, vergüenza, envilecimiento, pérdida de valor, sentimientos que sólo a él / ella le ocurren lo peor, etc. La víctima se puede considerar marcada para el resto de la vida por las experiencias más traumatizantes y considerarse distinta, desgraciada, marginada, etc.
Las víctimas, por último, pueden llegar a creer y sentir que lo que les sucede está fuera de su control, que no saben reaccionar ante las situaciones, en definitiva, que tienen poco poder sobre sí mismos y sobre cuanto les sucede. En este mismo sentido se pueden volver temerosos de lo que puede ocurrirles en el futuro, tomar actitudes pasivas y poco asertivas, ser retraídos socialmente, etc. Los efectos a largo plazo descriptos en numerosos estudios retrospectivos, relacionados con el haber sufrido abuso sexual son:
a) Sentimientos de aislamiento,marginalidad, baja autoestima, y de estigmatización, b) Depresión, ansiedad y trastornos neurovegetativos, c) Ideación suicida y conductas autodestructivas, d) Agresividad sexual, e) Fracaso escolar, f) Dificultad para establecer vínculos y mantenerlos, g) Participación sexual pasiva, automatizada y ausente (prestan el cuerpo).
Otra consecuencia que puede acontecer secundariamente a un menor abusado sexualmente son los trastornos por estrés postraumático (TPET).
Esta patología, aceptada como un diagnóstico válido recién en la década pasada, es uno de los pocos trastornos psiquiátricos que ha sido definido sobre la base de su etiología, y no simplemente a los síntomas fenomenológicamente considerados.
El rasgo esencial del trastorno es la aparición de síntomas característicos que sigue a la exposición de un acontecimiento estresante y extremadamente traumático. El cuad ro sintomático característico secundario a la exposición al trauma debe incluir la presencia de reexperimentación persistente del acontecim iento trau mático, evitación persistente de los estímulos relacionados a él, embotamiento de la capacidad de respuesta, y síntomas persistentes de activación.
El acontecimiento traumático puede ser reexperimentado de varias maneras. Habitualmente aparece como recuerdos recurrentes e intrusivos, o pesadillas recurrentes donde el acontecimiento vuelve a suceder, o estados disociativos que duran de pocos segundos a varias horas durante las cuales se reviven aspectos del suceso y la persona se comporta como si en ese momento se encontrara en él. Hay tres aspectos “persistente”, “recurrente” y “perturbador”, así como la presencia de parálisis e hiperactividad después del trauma, que se debe considerar en el TPET.
Debemos recordar que durante mucho tiempo en las pericias de menores abusados se tuvo en cuenta el análisis de la realidad de Udo Undeuscht, 1967, cuyos indicadores son los siguientes:
- Relato consistente en el tiempo (confrontación del relato en varias entrevistas)
- Conocimientos sexuales inapropiados para la edad
- Descripción detallada acerca de personas lugares y tiempos
- Relato de circunstancias típicas y características de abuso sexual
- Relato de presión o coacción del agresor
- Estructuración lógica del relato
- Afecto congruente con el hecho relatado (vergüenza, retracción, culpa, etc.)
Más información y la reflexión médica completa en:
Excelente aporte.
ResponderEliminarHabía leído muchos documentos, informes, análisis, pero este si hay que digerírselo lentamente, leerlo varias veces, y analizarlo concienzudamente; me tomaré un tiempo porque me resulta bien interesante.
De todas formas, si, es muy recomendable, no me canso de felicitarte por tu imparcialidad, además de tu interés honesto en estos temas tan complicados.
Gracias por darnos luz y estar esculcando por todos lados; espero sinceramente que muchos pedófilos y pederastas, aun cuando no participen si estén leyendote atentamente, tuas aportes y también tus opiniones, a ver si recapacitan, aun cuando no puedan cambiar sus mentes, podrán buscar evadir sus nefastas acciones y frenar la avalancha de abusos sexuales que estaoms viendo en el presente.
Un saludo.
Joshua
Gracias por los ánimos. Sobre quien consulta este blog poco puedo decir sobre su perfil, pero imagino que de todo un poco... en breve sacaré las estadísticas de consultas del blog a modo de curiosidad.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias por tus consideraciones, este tipo de situaciones deben ser aniquiladas entre otras muchas cosas de nuestra sociedad y con este tipo de difusión, todos la hacemos posible.
ResponderEliminarSaludos
Muchisimas gracias a ti, Keka!
ResponderEliminarComparto con Joshua que es un documento muy largo como para hacer demasiadas consideraciones, y menos ahora que ya es la 1 de la madrugada en España, pero sí adelanto que hay unas cuantas cosas que no comparto y una idea del abusador en general que no me parece que se corresponda con lo que hemos vivido muchos sobrevivientes. Volveré sobre ello.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buen trabajo ya lo guarde en mis favoritos,que bueno aprender cosas,suerte y felicitaciones por tan buen aporte
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