martes, 4 de noviembre de 2008

ARTICULO: La escala de la degradación sexual

Artículo del 2 de Octubre del 2008
COMENTARIO: Más y más voces como ésta se levantarán en contra de la Pedofilia...
Nada menos que 121 detenidos por pederastia en Internet. Profesores, periodistas (a lo mejor alguno de nuestros más liberales y progresistas talentos de la pluma), policías, guardias civiles y hasta espías. De todo hay.

Palabra horrible y hechos también horribles, ciertamente, para describir el abuso sexual de menores. Pero no deja de sorprenderme una sociedad que se lleva las manos a la cabeza ante unos hechos de lo más lógicos. Sí, lógicos, que no buenos.

El camino de la degradación sexual siempre es el mismo. Para el animal racional llamado hombre, capaz de distinguir entre el bien y el mal, la criatura creada libre, la vida sexual es algo demasiado íntimo, demasiado importante como para ser separado del amor y de la paternidad. Si lo quieren en académico, significado, unitivo y procreativo, al que yo añadiría un tercer sentido como origen de la familia, porque el fruto del amor entre un hombre y una mujer conlleva la crianza y la educación. Y esto, no porque lo diga la Iglesia, sino porque lo dice la naturaleza, dictado, antes conocido como ley natural. Y si no, pues la raza humana se va a la porra, como se está yendo a la porra, por ejemplo, la civilización occidental, la más granada que ha dado la historia.

Cualquier desviación de ese doble -o triple- significado, supone una perversión, y esa perversión va aumentando con la trivialización de la sexualidad. En un mundo pornográfico, lleno de mujeres-objetos, con el sexo desamorado en todos los rincones, es lógico que surjan embarazos no deseados -o no preparados-, cambios de pareja como quien cambia de cigarrillo, luego rupturas familiares, soledad, homosexualidad, pederastia e incesto. Son etapas lógicas de algo tan cansino como el sexo desamorado, que exige una novedad permanente. Además, el sexo sin amor no es más que posesión de un ser humano por otro, por el más fuerte.

¿Por qué nos extrañamos de que abunde la pedofilia cuando estamos “despenalizando” las estaciones precedentes? Hablamos de un continuo, que puede acabar, supongo, en zoofilia o necrofilia.

La pederastia es repugnante pero no deja de ser el sexto o séptimo peldaño de la escalera del desafuero: retrocedamos al primero o seremos cómplices de la pederastia.

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