Artículo del 28 de Noviembre del 2008
Acabo de enterarme de un dato que me llena de indignación y de vergüenza a partes iguales. España es el país del mundo que más turismo sexual infantil consume. Este tipo de conducta, lejos de remitir, aumenta, hasta el punto de que la explotación sexual infantil es el tercer gran negocio mundial tras el tráfico de drogas y de armas. La red de redes se ha convertido en refugio de pederastas. Con estos tipos no hay que tener contemplaciones como no se pueden tener con esos hombres de apariencia normal que aprovechan sus vacaciones en el Caribe, fundamentalmente en Cuba, y en Asia, fundamentalmente en Camboya y en Tailandia para sodomizar a niños y niñas que forman parte de un mercado floreciente en el que todo vale.
Si hay algo que no se puede consentir, si hay algo realmente imperdonable, es el comportamiento de esos depravados, siempre hombres, que hacen a los niños y las niñas esclavos de sus deseos. No puedo estar de acuerdo con aquellos progres que defienden que "cada uno con su sexo puede hacer lo que le venga en gana". La perversión está servida, y esa libertad acaba siendo un negocio rentable para unos y un escape a las mayores bajezas para otros.
Según la Organización Mundial de Turismo, el veinte por ciento de los 700 millones de viajes que se producen al año en todo el mundo, tiene como motivación principal el sexo. Y de estos, el tres por ciento tiene como motivación el sexo con niños. Tolerancia cero con gentuza así, casi siempre y en apariencia, honorables hombres de negocios, funcionarios, políticos, profesionales liberales, obreros que no dejan de ser otra cosa que la escoria de la sociedad por muy bien relacionados que estén, por mucho dinero que tengan.
España no se libra de la vergüenza. En nuestro país, viajan al año 30.000 turistas en busca de sexo con niños. El destino elegido, por aquello del idioma, suelen ser los paraísos iberoamericanos del sexo fácil. Y ya está bien. Hay que darles un escarmiento. Hay que publicitar sus rostros y sus nombres. Y cuando sean pillados, que purguen en las cárceles de esos países. Si yo le contara. De aquí, de la pía Zamora.
Con la particularidad de que, detrás de Estados Unidos, España es el segundo país del mundo en consumo de pornografía infantil. Guerra a esas mafias, a las redes de pedófilos, a los que cuelgan, a los que compran, a los que venden, a todos los que participan de semejante mercado. Que los capen como a los cerdos. A los niños y las niñas, ¡ni tocarlos! No les roben la inocencia, no les conviertan en carne de pederastia. No puede haber perdón para quienes roban el candor de un niño.
http://www.laopiniondezamora.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008112800_12_317698__Opinion-Turismo-sexual-infantil
Acabo de enterarme de un dato que me llena de indignación y de vergüenza a partes iguales. España es el país del mundo que más turismo sexual infantil consume. Este tipo de conducta, lejos de remitir, aumenta, hasta el punto de que la explotación sexual infantil es el tercer gran negocio mundial tras el tráfico de drogas y de armas. La red de redes se ha convertido en refugio de pederastas. Con estos tipos no hay que tener contemplaciones como no se pueden tener con esos hombres de apariencia normal que aprovechan sus vacaciones en el Caribe, fundamentalmente en Cuba, y en Asia, fundamentalmente en Camboya y en Tailandia para sodomizar a niños y niñas que forman parte de un mercado floreciente en el que todo vale.
Si hay algo que no se puede consentir, si hay algo realmente imperdonable, es el comportamiento de esos depravados, siempre hombres, que hacen a los niños y las niñas esclavos de sus deseos. No puedo estar de acuerdo con aquellos progres que defienden que "cada uno con su sexo puede hacer lo que le venga en gana". La perversión está servida, y esa libertad acaba siendo un negocio rentable para unos y un escape a las mayores bajezas para otros.
Según la Organización Mundial de Turismo, el veinte por ciento de los 700 millones de viajes que se producen al año en todo el mundo, tiene como motivación principal el sexo. Y de estos, el tres por ciento tiene como motivación el sexo con niños. Tolerancia cero con gentuza así, casi siempre y en apariencia, honorables hombres de negocios, funcionarios, políticos, profesionales liberales, obreros que no dejan de ser otra cosa que la escoria de la sociedad por muy bien relacionados que estén, por mucho dinero que tengan.
España no se libra de la vergüenza. En nuestro país, viajan al año 30.000 turistas en busca de sexo con niños. El destino elegido, por aquello del idioma, suelen ser los paraísos iberoamericanos del sexo fácil. Y ya está bien. Hay que darles un escarmiento. Hay que publicitar sus rostros y sus nombres. Y cuando sean pillados, que purguen en las cárceles de esos países. Si yo le contara. De aquí, de la pía Zamora.
Con la particularidad de que, detrás de Estados Unidos, España es el segundo país del mundo en consumo de pornografía infantil. Guerra a esas mafias, a las redes de pedófilos, a los que cuelgan, a los que compran, a los que venden, a todos los que participan de semejante mercado. Que los capen como a los cerdos. A los niños y las niñas, ¡ni tocarlos! No les roben la inocencia, no les conviertan en carne de pederastia. No puede haber perdón para quienes roban el candor de un niño.
http://www.laopiniondezamora.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008112800_12_317698__Opinion-Turismo-sexual-infantil
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