sábado, 24 de enero de 2009

Carta de Francisco a su agresor

Alejarme de ti resulto un gran alivio para mi. Recuerdo aquella mañana cuando partí de la ciudad con aquel cielo gris y aquella lluvia. Sentí una paz extraña. Me gire hacia atrás para ver como me iba alejando de la ciudad y como dejaba atrás tanto sufrimiento. La mente se me quedo en blanco, pero no tenia conciencia que tenia muchas heridas abiertas y no curadas y me las llevaba conmigo. Había llegado este momento tan esperado y ya tenia seguro que jamás te volvería a ver. Con el tiempo hice un pacto conmigo mismo de no volver al menos pasado muchos años o nunca más.

Pero en mi mente siempre tenía alojado los recuerdos que afloraban cuando menos lo esperaba, dolía e intentaba quitármelos de la cabeza. Durante años intentaba sobrevivir aunque alejado de ti sentía tu presencia con recuerdos repugnantes. Tenía alguna esperanza que con el tiempo el daño y los recuerdos desaparecerían. Pero no fue así. Me condenasteis a tener que revivir aquellos momentos, al silencio, sucesos que me resultaban muy vergonzosos y aunque al alejarme de ti, el miedo a tu presencia terminó, aparecieron otros miedos. Tenía miedo a las personas, a nuevas relaciones, las evitaba, luché contra esto, algunas batallas pude ganar, pero seguía siendo desconfiado. Prefería la soledad que el contacto con los demás, no quería arriesgarme a que me hiciera daño de cualquier forma.

Me traicionasteis, me utilizasteis como si fuera un muñeco o un simple objeto de placer, como si fuera de tu propiedad, destruisteis mi infancia, y me trasmitisteis la idea que no era nada. Un ser diferente marcado por sucesos infames de los que me sentía cómplice. Hay algo que me hace tanto daño como las cosas a las que me sometías, y es obligarme a callar. Te obedecí. He llevado esta maldición del silencio durante muchos años. Me he sentido muchas veces como si hubieras matado mi alma. Me hicisteis insensible, no era capaz de sentir las cosas buenas que tiene la vida y no tenía ilusión por seguir en este mundo. No creía tener muchas razones para vivir y seguir con esta pesada losa, pero al final pensaba en el daño que podía causar y aguantaba.

Me robasteis el alma pero tú no la poseías; no creo que pensaras el daño que le infligisteis a tus inocentes victimas, sólo pensabas en ti mismo y te importaba poco el daño que me hacías. De que te sirvió estar entre rejas, ojala no hubieras salido nunca, no merecías estar con personas porque tú no eras una persona. Hace un tiempo que dejé de creer en la justicia y empecé a creer en otra justicia.

Jamás creí que llegaría una ocasión donde contara lo que tanto temor tenías. Tenías miedo que se lo contara a mis padres ¿Qué hubiera pasado si lo hubiera contado? No tengo nada claro que hubiera pasado, pero con tus antecedentes supongo que te hubiera mandado de vuelta a la cárcel. Se que lo pasasteis muy mal y creo que yo formé parte de una venganza. No podías con alguien más fuerte, pero como eras tan cobarde utilizasteis a lo más vulnerable y débil que tenías cerca, volviéndolo a repetir. Puede que tuvieras más miedo a la cárcel que mi familia conociera tu verdadera condición. Hay algo que me cuesta aceptar, y es que tu familia no contara a la mía lo que eras capaz de hacer. Yo los quería pero ahora ya no siento nada por ellos a pesar que viví buenos momentos con ellos. No recuerdo que te despreciaran, pero he sabido de tu hermana y de tus sobrinos, que al final te daban la espalda. Solo soy capaz de recordar lo mal que te llevabas por presenciar una discusión con un vecino y todo por la envidia que le tenías, o puede que no lo soportaras al ser un miembro de la seguridad ciudadana. Ahora me pregunto si los vecinos lo sabían cuando vivía allí.

Y un día mi mundo lleno de secretos se derrumbo. Fue de una manera que he intentado analizar pero no he podido saber con seguridad como llegué hasta aquí. Puede que por unas noticias que me perturbaron. Pero aun así sin las condiciones que me llevaron a romper el silencio tampoco hubiera hablado. Creo que fue porque me sentía preparado para dar este paso y porque tenía una ocasión de hacerlo con alguien que apenas conocía y jamás había visto. En ningún caso tenía pensado contarlo a mi familia. El poder que me arrebatasteis lo recupere. Fue tal el alivio que sentí que desde entonces empecé notar cosas que jamás había imaginado. El paso más grande, aquello que tanto temías: que se lo contara a alguien de mi familia. Al final lo hice. Todavía vivías. Me alegro que siguieras vivo porque ahora me tocaba a mí.

Después de contarlo deje de sentirme avergonzado. Quería que más personas supieran las razones y el origen de todo mi mal. Salió algo de mi que llevé durante tiempo y que solía dirigir contra personas que de algún modo me dañaban. Lo peor de todo es que esto me destruía por dentro. Es el odio, no estoy seguro, pero esto en gran parte te lo debo a ti. Así que dirigí todo el odio y la rabia acumulada durante años sobre ti. Hablé y hablé; era una forma de vengarme de ti. A la vez empecé a maldecirte. El momento más crítico fue saber que no fui el único. Esto me lleno de más furia que dirigí sobre mi padre por culparle de muchas de las cosas que me ocurrieron, incluida su manera de educarme. Si supe de esto fue por contar algo que me ocurrió el día de mi cumpleaños, cuando recibí algunos golpes, uno de ellos muy fuerte en el estomago. Parece una locura contar esto pero fue como el presagio de tu final. 138 días duró desde que empezó todo hasta que dejaste de existir. Mientras yo hablaba, tu agonizabas de un mal que tenías donde yo recibí el golpe.

Me sentía poderoso y a la vez creía estar volviéndome loco. Cuando supe que dejaste de respirar, sentí algo que no entiendo, supongo que me alegraba. Llegué a creer que fui yo quien te llevó hasta tu final. Pero esto me llevó a la locura. Creía que no podías tener alma pero al mismo tiempo temía que si y que vendrías a buscarme. Todas las crisis que tuve entonces tenían que ver con esto. Pensé que te apoderarías de mí, pero había algo mas fuerte que no dejaría que ocurriera, no estaba solo, luche y esta vez te gane.

Con el tiempo empecé a pensar que la venganza mas positiva seria que llegara a superar todos los estragos que me causantes, que fuera feliz. Muchas veces creía que mi mayor triunfo sobre ti seria borrarte de mi mente, cosa inútil. Mi hundía para volver a levantarme. Si algo he ganado durante este tiempo es tener personas que han estado a mi lado, que me han apoyado y ayudado. Me han dado fuerza para seguir, y una muy especial me animó aunque en mi mente anidaban muchas dudas. La idea era enfrentarme con el lugar, ir hasta allí. Estar frente a tu puerta. No me sentía solo, creía tener detrás de mi un ejercito de personas dignas que clamaban justicia. No se explicar que pensamientos pasaron por mi cabeza. Llegué a tener un miedo injustificado, al principio, cuando los niños que vivían en mi antigua casa se acercaron a tu puerta. Lo bueno es que me hicieron recordar cuando yo jugaba en mi casa. Me he llegado a odiar a mi mismo por no contarlo antes creyendo que podías hacer daño a otros niños. Me quedé muy tranquilo sabiendo que nunca más te acercaras ni a estos ni a ningún niño más.

Después de aquel momento me tocaba enfrentarme solo a mis miedos. Volví aquel lugar que me llevaste, a la playa, ¿te acuerdas? Aquel lugar tranquilo y solitario alejado de la ciudad. Volví allí, no había tranquilidad, el mar estaba enfurecido y el sol salía tímido entre las nubes. Cuantas veces he pensado en este lugar y como con el tiempo intentaba evitar ir a la playa sin saber muy bien a que se debía. Y por la noche volví, llovía y el miedo me atrapó, me agarraba al paraguas y escondía mi cara. No entiendo que me pasó, pero recordé más adelante que era algo que me pasaba de niño cuando salía del colegio y volvía a mi casa. Pase por el portal y cuando me alejé, junto aquel lugar debajo de la platanera, me agache y cogí una de las hojas que estaba en la acera. Lo hice sin pensarlo, supongo que para intentar borrar aquel recuerdo, justo donde me obligaste a callar y a guardar el secreto.

Después de todos esos momentos que viví, de aquellas palabras que tu vecino pronunció: “el ya no esta” que se me quedaron grabadas, llegaron los pensamientos y los sueños. No me he enfrentado a ti pero mis sueños se encargaron de hacerlo. Algunos eran horribles, otros que no entiendo y pensamientos y miedos de ser como tu. Pero con la diferencia que todas las dudas las resuelvo. Y saber que mi mundo se llena de cosas que tú jamás disfrutaste, porque una persona sin alma es incapaz de ver ni sentir. Mi última batalla la he ganado, y que casualidad que has desaparecido de mis sueños, esos en los que conseguías que la cadena siguiera. ¡Malditas cadenas! El mundo esta llenas de ellas y hay que romperlas.

http://forogam.blogspot.com/2009/01/carta-de-francisco-1-parte.html

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