Noticia del 23 de Agosto del 2009
Se le acusa de haber cometido un horrendo crimen, con el agravante de que muchos confiaban en él, porque era sacerdote cuando dañó la vida de otros. Sin embargo, Lidier Martínez Navarro asegura que no sabe nada de esas imputaciones y que el sacramento lo abandonó hace años.
Los investigadores lo persiguen, aunque periodistas de La Nación, en San José, Costa Rica, lograron ubicarlo y hablar con él respecto a los señalamientos de la Policía Internacional (Interpol) de que "él es un sacerdote - en pleno goce de sus facultades - implicado en una red de pornografía infantil". Al respecto, Martínez Navarro reaccionó de esta manera: "Yo no sé nada de eso. Estuve en El Salvador hace tres años y regresé al país para buscar trabajo".
Aseguró que está desempleado en Costa Rica, su país natal, en busca de una oportunidad laborar y que los "hábitos los colgó" hace algunos años, en alusión a su abandono de la congregación a la que pertenecía.
Esta postura coincide con su ausencia notoria de distintos espacios en la web desde 2006, año en el que asegura que se fue del colegio en Santa Tecla, donde laboraba. Tiempo atrás, se mantenía muy activo en Internet.
Era el administrador de un blog dedicado a la pastoral juvenil que promovía y supervisaba en el centro de estudios. En ese espacio de la Internet aún están colgadas unas fotografía de él junto a jóvenes y niños en varias actividades. Se le observa sonriente, junto al pequeño rebaño , y solo, enfundado en su traje negro, solemne.
También hay registros de comunicaciones en otros espacios de ocio, en relaciones con jóvenes de diversas partes del continente.
La trama
Los investigadores españoles y de la Interpol, de acuerdo con oficiales salvadoreños, comenzaron a investigar esa red desde 2006, cuando detectaron que desde la Altavista, una populosa colonia al oriente de San Salvador, era administrado un espacio en Internet dedicado a compartir y distribuir pornografía infantil. El nombre del espacio hacia referencia a "lolitas", a niñas adolescentes.
El hallazgo fue extraño, porque esas prácticas repudiadas, por lo general, se detectan y combaten en Europa y Asia, en complejas estructuras.
Desde entonces, aseguran, le comenzaron a seguir el rastro a otra dirección IP (Internet Protocol), que los llevó hasta el lugar donde se conectaba un asiduo usuario. Al abrir el siguiente cerrojo, los detectives fueron sorprendidos: Descubrieron que el usuario era un sacerdote, que se sumergía en esas oscuras y lesivas profundidades.
Los patrullajes cibernéticos continuaron sobre ese grupo hasta que 36 meses después, un grupo de policías detuvo hace unos días a Irvin Osmaro Estrada y a Franklin Giovanni Salamanca, como promotores de la iniciativa.
Pero en esta trama hay una pieza que todavía no encaja. Si Martínez Navarro sostiene que "colgó lo hábitos" en 2006 (año en el que iniciaron las pesquisas), la Policía habría cometido un desliz, al acusar y llamar sacerdote a alguien que hace tres años dejó de ejercerlo y se alejó del lugar - y la máquina -, desde donde se promovía la pornografía infantil.
Lo que aún no se sabe es si esa salida del camino vocacional se debió a una posible repercusión por la conducta que se le señala o si lo hizo por voluntad propia. Ayer se intentó conocer la posición del director del colegio, pero informaron que no estaba disponible, porque se encontraba en una reunión.
Lo cierto es que Martínez Navarro no pertenece a la comunidad educativa a la que se le afilia. En el espacio en Internet de la congregación a la que pertenecía, su nombre no aparece como parte del grupo que actualmente dirige y apoya espiritualmente a los jóvenes de ese colegio. Tampoco está vinculado a ninguna otra institución que regenta esa orden religiosa en el país.
Esta inesperada explosión también ha sorprendido a alumnos y ex alumnos del instituto, quienes aseguran que "el padre Lidier", hombre de buen trato y siempre dispuesto a atender a los demás, hace mucho tiempo que se marchó. Hasta ahora han vuelto a saber de él, con su nombre colgado en el muro de las sospechas. Lo que les ha dejado un sabor agridulce, difícil de digerir.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6358&idArt=3937433
Se le acusa de haber cometido un horrendo crimen, con el agravante de que muchos confiaban en él, porque era sacerdote cuando dañó la vida de otros. Sin embargo, Lidier Martínez Navarro asegura que no sabe nada de esas imputaciones y que el sacramento lo abandonó hace años.
Los investigadores lo persiguen, aunque periodistas de La Nación, en San José, Costa Rica, lograron ubicarlo y hablar con él respecto a los señalamientos de la Policía Internacional (Interpol) de que "él es un sacerdote - en pleno goce de sus facultades - implicado en una red de pornografía infantil". Al respecto, Martínez Navarro reaccionó de esta manera: "Yo no sé nada de eso. Estuve en El Salvador hace tres años y regresé al país para buscar trabajo".
Aseguró que está desempleado en Costa Rica, su país natal, en busca de una oportunidad laborar y que los "hábitos los colgó" hace algunos años, en alusión a su abandono de la congregación a la que pertenecía.
Esta postura coincide con su ausencia notoria de distintos espacios en la web desde 2006, año en el que asegura que se fue del colegio en Santa Tecla, donde laboraba. Tiempo atrás, se mantenía muy activo en Internet.
Era el administrador de un blog dedicado a la pastoral juvenil que promovía y supervisaba en el centro de estudios. En ese espacio de la Internet aún están colgadas unas fotografía de él junto a jóvenes y niños en varias actividades. Se le observa sonriente, junto al pequeño rebaño , y solo, enfundado en su traje negro, solemne.
También hay registros de comunicaciones en otros espacios de ocio, en relaciones con jóvenes de diversas partes del continente.
La trama
Los investigadores españoles y de la Interpol, de acuerdo con oficiales salvadoreños, comenzaron a investigar esa red desde 2006, cuando detectaron que desde la Altavista, una populosa colonia al oriente de San Salvador, era administrado un espacio en Internet dedicado a compartir y distribuir pornografía infantil. El nombre del espacio hacia referencia a "lolitas", a niñas adolescentes.
El hallazgo fue extraño, porque esas prácticas repudiadas, por lo general, se detectan y combaten en Europa y Asia, en complejas estructuras.
Desde entonces, aseguran, le comenzaron a seguir el rastro a otra dirección IP (Internet Protocol), que los llevó hasta el lugar donde se conectaba un asiduo usuario. Al abrir el siguiente cerrojo, los detectives fueron sorprendidos: Descubrieron que el usuario era un sacerdote, que se sumergía en esas oscuras y lesivas profundidades.
Los patrullajes cibernéticos continuaron sobre ese grupo hasta que 36 meses después, un grupo de policías detuvo hace unos días a Irvin Osmaro Estrada y a Franklin Giovanni Salamanca, como promotores de la iniciativa.
Pero en esta trama hay una pieza que todavía no encaja. Si Martínez Navarro sostiene que "colgó lo hábitos" en 2006 (año en el que iniciaron las pesquisas), la Policía habría cometido un desliz, al acusar y llamar sacerdote a alguien que hace tres años dejó de ejercerlo y se alejó del lugar - y la máquina -, desde donde se promovía la pornografía infantil.
Lo que aún no se sabe es si esa salida del camino vocacional se debió a una posible repercusión por la conducta que se le señala o si lo hizo por voluntad propia. Ayer se intentó conocer la posición del director del colegio, pero informaron que no estaba disponible, porque se encontraba en una reunión.
Lo cierto es que Martínez Navarro no pertenece a la comunidad educativa a la que se le afilia. En el espacio en Internet de la congregación a la que pertenecía, su nombre no aparece como parte del grupo que actualmente dirige y apoya espiritualmente a los jóvenes de ese colegio. Tampoco está vinculado a ninguna otra institución que regenta esa orden religiosa en el país.
Esta inesperada explosión también ha sorprendido a alumnos y ex alumnos del instituto, quienes aseguran que "el padre Lidier", hombre de buen trato y siempre dispuesto a atender a los demás, hace mucho tiempo que se marchó. Hasta ahora han vuelto a saber de él, con su nombre colgado en el muro de las sospechas. Lo que les ha dejado un sabor agridulce, difícil de digerir.
http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=6358&idArt=3937433
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